Los mismos criminales que mantienen en la miseria a millones de personas en todo el globo y que viven a costa de la explotación de los trabajadores, inmigrantes y nativos, con papeles o sin ellos, en Europa, han aprobado en sus cenáculos una directiva para perpetuar esa explotación, para aterrotizar aún más a los que menos derechos tienen. Esos sinvergüenzas que viven a cuerpo de rey en las instituciones europeas, que no son sino lacayos de las multinacionales, esos sí que sobran en Europa.
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