sábado, 2 de agosto de 2008

Capitalismo y hambre mundial

Javier Méndez-Vigo

El capitalismo avanza de crisis en crisis, el ejemplo de las subprime lo verifica; pero además la especulación financiera pone los cimientos de nuevas burbujas. Con la crisis inmobiliaria el capital financiero busca nuevos mercado y esta vez lo encuentra en el mercado de los alimentos. Una especulación sobre los alimentos que va a conllevar que cerca de 8 millones de seres humanos mueran de inanición y que expulsará a cerca de 27 millones de seres en América Latina hacia la exclusión y la miseria humana.

El Nuevo orden mundial ha conllevado a una mundialización de la pobreza gracias a la especulación sobre los mercados alimenticios. Y como bien dice Michel Chossudovsky en un libro reciente esto tiene verdaderas consecuencias geopolíticas como son la desmembración económica y a guerras regionales.

¿Por qué existe el hambre?

Anibal Montoya en un artículo nos dice que “es falso que no haya alimentos para satisfacer las necesidades de la población mundial a bajo precio. Gran parte de la tierra cultivable del planeta permanece ociosa. Los avances científicos en producción de semillas, maquinaria moderna, y nuevas tecnologías de cultivo, duplican y triplican el rendimiento del suelo. El desarrollo tecnológico actual podría crear verdaderos vergeles en los desiertos. El problema está en quien produce, que produce y con qué objetivo produce y, particularmente, a quienes pertenece la tierra y las cadenas agroindustrial y comercial anexas a la producción agropecuaria” [¿Por qué suben los precios de los alimentos en todo el mundo?]

La globalización ha llevado a la internacionalización no sólo del capital, sino también del mercado de trabajo; con lo que el capitalismo senil ha conseguido una fuerza de trabajo a nivel mundial, completamente divida y, en algunos países, completamente dócil. Las relaciones sociales de producción capitalistas han devenido mundiales, con lo que la burguesía internacional tiene un“gran ejército de reserva” que utiliza a su antojo, tanto a nivel político como económico.

Los altos precios están siendo alcanzados en una época no de carestía, sino de abundancia. La misma revista The Economist en un artículo (“Comida barata nunca más”) analizaba que algo de culpa la tenía China y la India ya que su población había alcanzado niveles de vida cercana a la de las clases medias de los países del centro, por lo que había aumentado el consumo sobre todo de carne. Es decir, que los medias burgueses responsabilizan a los“grandes cambios estructurales” de la subida de los precios. Y según el mismo The Economist en el campo “se produce 250 millones de toneladas de arroz más que hace 20 años en la alimentación de animales. Ese aumento por sí solo representa una parte significativa de la cosecha mundial total de cereales...” ¡Es más importante alimentar a un cerdo que a un ser humano!

El capitalismo senil afirma que otra causa de la subida de los precios alimentarios reside en los biocombustibles. Pongamos un ejemplo de dicha falacia, según O. Beluche el arroz (producto no utilizado para la producción de biocombustibles) ha tenido un record histórico este año ya que ha alcanzado una producción de 423 millones de toneladas, producción que acabaría con el hambre. Sin embargo el precio se ha duplicado, pasando de 10 a 24 dólares por quintal. Pero al mismo tiempo se da una correlación entre el precio del arroz y la devaluación del dólar. Es la debilidad de la economía norteamericana la que amenaza en convertirse en una catástrofe para todo el mundo.

Para otros economistas la causa fundamental de la subida de precios reside en el etanolcomo sustituto del petróleo, lo que desencadenó que la mayor parte de la producción mundial se usara para dicho biocombustible: en el 2000 se utilizaron 15 millones de toneladas de maíz para producir etanol y en el 2007 se utilizaron cerca de 85 millones de toneladas. Si partimos del hecho de que los USA tienen el monopolio de la mitad de las exportaciones de cereal del planeta podremos entender algo la situación.

Al mismo tiempo se ha producido una huida del capital financiero, que desde la explosión de la burbuja inmobiliaria ha intentado buscar nuevos mercados y uno de ellos ha sido el mercados de futuros de la alimentación.

El capitalismo no es la solución

La crisis de precios reside en una crisis clásica del capitalismo: es una crisis de sobreproducción de alimentos. Si bien por un lado existe suficiente producción de alimentos para acabar con el hambre, el capitalismo prefiere especular para sacar beneficios. Existe una profunda crisis social en todos los niveles. El desarrolllo de las fuerzas productivas hace décadas que superan los límites del capitalismo y estan llamando a otra puerta. El problema reside en las relaciones sociales de producción, en la existencia de la propiedad privada.

Por otra parte nos encontramos las instituciones financieras mundiales como el FMI y el Banco Mundial. Instituciones que están hegemonizadas por el capitalismo norteamericano y que desde la crisis del 73 no ha hecho más que aplicar políticas neoliberales y ajustes estructurales en los países del mal llamado Tercer Mundo. Se ha llevado a cabo durante estas décadas una estrategia (por parte de dichas instituciones) deliberada de transformación social a escala mundial.

Un ejemplo claro lo tenemos en Haití. Dicho país era uno de los grandes productores de cereales y podía exportar. El plan de ayuda del FMI consistió en un ajuste que llevó al país a importar cereales. Hoy más del 82% de la población viven en condiciones de precariedad absoluta y sus ingresos para exportar ahora los tiene que utilizar para cubrir las necesidades mínimas.

La crisis alimentaria está llevando al hambre global, lo que conlleva a la constitución de un gran“apartheid humanitario”, a la exclusión de la gran mayoría de la población; en última instancia a su invisibilidad. Y en el centro- en las metrópolis- mientras tanto nos cubrimos de estos nuevos “barbaros”, construyendo nuevos muros que no puedan traspasar y nos inquieten y si es necesario sacaremos al ejército como ya ha hecho en Italia Silvio Berlusconi.

El hambre es una nueva arma que es la consecuencia de la reestructuración del mercado libre del mercado mundial en el que han tenido que ver mucho tanto el FMI como la Banca Mundial que han obligado a los países en desarrollo: 1)liberalizar el mercado de cereales que ha permitido destruir la economía campesina y ha debilitado la seguridad alimentaria y, por otra parte, 2) a ajustes estructurales tanto en África como en América Latina que han llevado a estos países a depender del mercado mundial hegemonizado por las multinacionales y por el capital occidental. El hambre es el resultado de dichas políticas.